DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL

El 20 de noviembre se celebra un acontecimiento fundamental en la historia argentina: la batalla de la Vuelta de Obligado. Este conflicto representó un momento decisivo en la lucha por la defensa de la soberanía nacional ante potencias extranjeras. Hoy, el peligro no proviene de buques de guerra, sino de organizaciones supranacionales globalistas.

Theo Belok

11/20/20242 min read

El 20 de noviembre se celebra un acontecimiento fundamental en la historia argentina: la batalla de la Vuelta de Obligado. Este conflicto representó un momento decisivo en la lucha por la defensa de la soberanía nacional ante potencias extranjeras.

El acontecimiento significó un hito en la lucha contra la intervención extranjera, consolidando el derecho del país a controlar efectivamente sus recursos y su territorio.

En esta batalla, la Confederación Argentina, bajo el liderazgo de Juan Manuel de Rosas, se enfrentó a una alianza compuesta por dos potencias mundiales: Inglaterra y Francia. Estas naciones intentaban imponer la libre navegación de los ríos argentinos para beneficiar sus propios intereses comerciales y estratégicos imperiales. Es decir, pretendían obligar a la Argentina a dejar pasar libremente todos los barcos extranjeros, incluidos barcos de guerra.

A pesar de la asimetría de fuerzas, la batalla puso de manifiesto la habilidad de los argentinos para proteger su soberanía. Este espíritu de resistencia se transformó en un emblema de la unidad nacional.

En 1974 se declaró esta fecha como un acontecimiento emblemático y en 2010 se estableció el 20 de noviembre como feriado nacional, reforzando la memoria de esta gesta heroica.

La batalla se desarrolló en un punto estratégico del río Paraná, denominado la Vuelta de Obligado, cerca de la localidad de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires. El 20 de noviembre de 1845, las tropas argentinas, bajo el mando del general Lucio Norberto Mansilla, se enfrentaron a una formidable flota combinada de Inglaterra y Francia. La Confederación Argentina estableció defensas ingeniosas: cadenas que cruzaban el río, sostenidas por pequeños barcos cargados de explosivos, y fortificaciones en las costas. A pesar de contar con menos cañones y barcos de guerra que las potencias extranjeras, el ingenio y el heroísmo de los argentinos, lograron el reconocimiento de la soberanía nacional.

El liderazgo de Juan Manuel de Rosas desempeñó un papel crucial en este acontecimiento histórico. En su función como responsable de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, Rosas mantuvo una postura decidida ante las exigencias del extranjero. Su gobierno llevó a cabo políticas orientadas a defender la autonomía nacional, controlando la navegación de los ríos y enfrentando con determinación las presiones internacionales.

El legado de Rosas fue reconocido en el testamento del general José de San Martín, quien destacó su determinación al defender el honor de la República, protegiendo la soberanía y la independencia ante los intereses de las potencias dominantes.

Hoy en día es fundamental la reivindicación de la soberanía nacional, no solo argentina, sino de todos y cada uno de los países, ya que está siendo erosionada por organismos multilaterales, por fundaciones, ONG e instituciones supranacionales de todo tipo. La ONU, el Foro Económico Mundial de Davos, la Open Society Foundations, C40 Cities y la Fundación Gates, por ejemplo, representan una amenaza a la autodeterminación y la independencia de las naciones.

La amenaza de hoy no son buques de guerra de una potencia mundial, sino instituciones supranacionales globalistas, filántropos que no han sido electos y se creen con el derecho de digitar cada aspecto de nuestras vidas.

Ha llegado la hora de los patriotas, ha llegado la hora de los soberanistas.