Trump, Milei, el Pentágono y foto polémica.

En las últimas semanas, la Administración Trump ha vuelto a situarse en el centro de tensiones políticas, mediáticas y simbólicas.

NOTICIAS INTERNACIONALES

Theo Belok

10/16/20258 min read

En las últimas semanas, la Administración Trump ha vuelto a situarse en el centro de tensiones políticas, mediáticas y simbólicas. A través de gestos públicos, declaraciones provocadoras y decisiones sobre el acceso informativo, el presidente Trump y su círculo han desplegado estrategias que mezclan presión política, espectáculo, triunfos diplomáticos y crítica a los medios de comunicación masivos . Aquí van cuatro capítulos recientes que ayudan a trazar el perfil de ese poder en acción.

Milei en la Casa Blanca y la ayuda “condicionada”

El presidente argentino Javier Milei realizó una visita al presidente Donald Trump en la Casa Blanca el 14 de octubre de 2025. La visita a Washington dejó un sabor agridulce para el libertario. El presidente nacionalista Donald Trump condicionó la ayuda al éxito de la coalición de Milei, La Libertad Avanza, en las elecciones legislativas de medio término programadas para el 26 de octubre en Argentina. El País

Durante el encuentro, Trump expresó un fuerte respaldo a Milei, y anunció un intercambio de divisas por 20 mil millones de dólares para fortalecer la economía argentina, que enfrenta desafíos significativos.

Este tipo de declaraciones ponen en manifiesto el carácter siempre transaccional del norteamericano: no se trata solo de diplomacia o cooperación, sino de usar la ayuda como palanca política directa. Ante periodistas argentinos, Trump dejó poco margen para la ambigüedad: advirtió que un eventual triunfo del “sector socialista o comunista” refiriéndose al kirchnerismo, no cosecharía la misma generosidad de Washington. Textualmente dijo: “Si un socialista o un comunista gana, te sentís diferente sobre hacer una inversión. Si (Javier Milei) pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con Argentina”. (Infobae)

Para Milei, la visita ofrecía sellar respaldos simbólicos y materiales en medio de una campaña donde su bloque enfrenta importantes dificultades tras el escándalo público que exhibió las presuntas vinculaciones del liberal Jose Luis Espert con el narcotráfico.

La foto tan esperada por Milei con Trump no empañó el condicionamiento, que a su vez fue el puntapié para que la oposición señalara el evidente fracaso económico del presidente, mantenido a flote solo con ayuda externa. Nada le quitó a Milei su momento de alegría, en la foto miraba a Trump como su ídolo. Muchos se preguntan ¿Por qué un libertario consideraría de esta manera a un declarado nacionalista? Se trata de afinidad, por más que no exista una igualdad ideológica, se está del lado de la derecha y se combate de manera conjunta a la izquierda progresista global.

Trump, confiado en las perspectivas de Milei, declaró: “Pensamos que va a ganar. Debería ganar. Y si gana, vamos a ser muy útiles”. “Y si no gana, no vamos a perder nuestro tiempo, porque tendrías a alguien cuya filosofía no tiene chance de hacer a Argentina grande de nuevo”. Agregó: “Bueno, creo que si no lo hacen, no estaremos por mucho tiempo”, y enfatizó: “No seríamos generosos con Argentina si eso pasa. Si pierde, no vamos a ser generosos con Argentina”. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, respaldó esta postura, indicando que el apoyo está “predicado en políticas robustas” y que un retorno a políticas peronistas fallidas obligaría a reconsiderar la ayuda.

Para Trump, fue la oportunidad de posicionarse como árbitro del destino político de Argentina, reforzando su narrativa de apoyo al “bloque libertario” en América Latina.

El Pentágono cerró puertas: la nueva limitación al periodismo militar

Para poner freno a la filtración de información sensible de tipo militar, el gobierno de EE.UU. está poniendo las cosas en su lugar, especialmente en lo que respecta a periodistas de medios progresistas que parecen atentar reiteradamente contra el interés nacional.

El Departamento de Defensa (el Pentágono) puso en marcha nuevas restricciones a los periodistas que cubren instalaciones militares. Estas medidas aparecen en un contexto previo de “descontrol” informativo, en el que reporteros circulaban libremente por pasillos, espacios comunes y zonas sensibles del Pentágono. CBS News

Según el memo que circula internamente, los reporteros deberán firmar un compromiso en el que se comprometen a no divulgar información (incluida aquella que, aunque no clasificada, no haya sido aprobada para su difusión). Quien viole ese pacto puede perder sus credenciales y ser expulsado de las instalaciones.

"La prensa no dirige el Pentágono, sino la gente", publicó el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en X el viernes por la noche. "La prensa ya no puede deambular por los pasillos de una instalación segura. Usen una placa y cumplan las reglas, o váyanse a casa".

Pero varios medios rechazaron esas exigencias. Por ejemplo, Politico reporta que grandes organizaciones de noticias declinaron firmar esos compromisos y cuestionaron su constitucionalidad. En la declaración conjunta, algunos medios señalaron de manera hiperbólica que esas reglas son “sin precedentes” y un "peligro para la libertad de prensa", algo que es totalmente falso.

La tensión entre el poder militar y el cuarto poder (los medios) se reaviva, ahora bajo reglas formales que tempranamente han sido vistas como una puerta al control informativo.

En enero, el Departamento eliminó espacios de trabajo para medios como POLITICO, The Washington Post y The New York Times, reemplazándolos con outlets mayoritariamente conservadores. Tras las protestas actuales, se retiraron más escritorios, incluyendo los de NBC News y CNN. Todos estos son medios acusados por Trump por ser propagadores de "fake news" e intentos de desestabilización.

En mayo el descontrol era tan grande que un periodista se infiltró en un chat de Signal del Pentágono y filtró detalles sensibles de Seguridad Nacional y operaciones militares en curso. Es por esta razón que ahora se limitó la circulación de periodistas a áreas específicas como el salón de prensa, la cafetería y el patio, requiriendo escoltas para otros lugares. Esta nueva regla alude al “descontrol pasado” en el que reporteros podían moverse libremente, lo que según funcionarios representaba un riesgo innecesario. Tales medidas no atentan contra la libertad de prensa, ya que los medios críticos de Trump siguen existiendo y no son censurados por ello. El intento progresista de caricaturizar la administración Trump como una dictadura totalitaria que atenta contra la democracia y la libertad, luce cada vez mas exagerada frente a los hechos reales leídos desde una perspectiva más amplia.

Trump vs Time: una portada, un escándalo personal

No pocas veces, Donald Trump ha demostrado que no tolera imágenes desfavorables, ya sean fotografías o cuadros artísticos. Recientemente, la revista Time publicó una portada en la que aparece su rostro, con un encuadre desde abajo y luz del sol por detrás que, según el propio presidente le “borraron el pelo” y que la imagen era “realmente mala", comentó que ese ángulo generó un pequeño objeto sobre su cabeza que pareció una “corona flotante”. En definitiva, el presidente parece otra persona, la foto parece haber sido elegida y/o retocada para fastidiar a Trump.

En su red social Truth Social, escribió a las 1:36 a.m.: “Time Magazine escribió un artículo relativamente bueno sobre mí, pero la foto puede ser la peor de todos los tiempos. Desaparecieron mi cabello, y luego colocaron algo flotando sobre mi cabeza que parecía una corona flotante, pero una extremadamente pequeña.”

Aunque admitió que el contenido del artículo no le disgustaba del todo -mostrando como una victoria diplomática el acuerdo de alto al fuego entre Gaza e Israel-, fue la estética de la imagen lo que provocó su furia. (POLITICO)

Durante años la prensa progresista se ha burlado del peinado de Trump, sugiriendo que es una peluca de cabello falso y que él es calvo. Pero en programas televisivos sorprendió más de una vez a periodistas, demostrando que realmente es su cabello. La relación de Trump con su cabello -y, por extensión, con la imagen personal- es bastante notoria y, puede incluso rozar lo obsesivo. No se trata literalmente de un “efecto Sansón”, pero la comparación no es del todo incorrecta: para Trump, el cabello parece ser un símbolo de poder, masculinidad, juventud y dominio. Una apreciación propia de generaciones pasadas. Sansón perdía su fuerza al perder el cabello; Trump parece temer perder autoridad, carisma o respeto si se muestra sin los atributos físicos que él considera importantes.

Este episodio no es menor: revela cuánto peso tiene para Trump el control de su imagen pública, incluso frente a medios que reconocen méritos en su gestión. Y al volverse viral, la portada cobró vida propia: más allá del contenido el gesto visual se convirtió en material de debate político porque él mismo lo tomo como una afrenta personal.

Trump ha cultivado durante décadas una imagen muy controlada: su bronceado artificial (por esta razón lo llaman el hombre naranja), sus trajes amplios e impecables, su peinado con fijador y coloración rubia. Todo forma parte de un “personaje” que él considera exitoso.

La medalla post mortem a Charlie Kirk: símbolo y mensaje

Finalmente, uno de los eventos más cargados de simbolismo político fue la entrega póstuma de la Presidential Medal of Freedom a Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA, asesinado el 10 de septiembre mientras pronunciaba un discurso en Utah. Escribí sobre ello (aquí)

El acto tuvo lugar el 14 de octubre —lo que habría sido su 32º cumpleaños— en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, tras una visita de Milei que prolongó su estadía en Washington para asistir a la ceremonia. (AP NEWS)

En su discurso, Trump definió a Kirk como “un guerrero intrépido por la libertad”, homenajeándolo como un “mártir” que murió en la plenitud de su vida por “decir la verdad, vivir su fe y luchar sin descanso por una América más fuerte”. Trump criticó a “radicales de extrema izquierda” por recurrir a la violencia ante el fracaso de sus ideas: “Han embestido vehículos contra agentes federales, disparado rifles de francotirador a agentes de ICE”.

La viuda de Kirk, Erika, aceptó el honor con emoción, agradeciendo al presidente por priorizar el evento: “Gracias… por honrar a mi esposo de una manera tan profunda y significativa”.

Pero la ceremonia tuvo otra arista política: horas antes, el Departamento de Estado revocó visados de seis personas (de Argentina, Brasil, México, Alemania, Paraguay y Sudáfrica) que habían hecho comentarios ofensivos tras el asesinato de Kirk, un gesto que vinculó el reconocimiento simbólico con la represalia administrativa. Medidas que pueden ser irónicamente consideradas contrarias a la libertad de expresión y que han recibido numerosas críticas. Sin embargo vale matizar, la Primera Enmienda protege la libertad de expresión frente al gobierno. Esto significa que el gobierno no puede (habitualmente) castigar penalmente a alguien por decir cosas ofensivas, críticas o burlonas, salvo en casos muy específicos (amenazas, incitación directa a violencia, etc.). Pero esa protección no quita que haya consecuencias sociales, laborales o institucionales (como despidos, expulsiones universitarias, acciones disciplinarias) cuando el comentario viola políticas internas de instituciones, códigos de conducta, normas académicas, etc.

Este acto no es simplemente un homenaje: funciona como una reafirmación del vínculo entre Trump y la nueva generación conservadora, y como una señal hacia quienes cuestionan su estilo o provocan desde las redes.

Conclusión: poder simbólico, narrativas controladas

Los cuatro eventos -la ayuda condicionada a Milei, la restricción del acceso periodístico al Pentágono, la agria reacción contra Time, y la medalla póstuma a Kirk- convergen en una estrategia mayor: la batalla por la narrativa. Trump y su entorno no solo actúan sobre la política o la diplomacia tradicional, sino que interrumpen los espacios simbólicos donde se forja la legitimidad: imágenes, mensajes, homenajes. En el primer mandato, Trump perdió absolutamente esta batalla, en esta segunda oportunidad el campo de juego se encuentra más equilibrado.

En este universo, el adversario no es solo el rival político, sino la cámara, la pluma, la lente y el acceso informativo. La contienda se libra tanto en el terreno institucional como en el visual y discursivo.

Fuentes:

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Por Theo Belok, padre de la Teoría Soberanista; escritor y analista geopolítico, autor de "Trump contra el Globalismo" y "Globalismo: ¿Qué es y cómo derrotarlo?. Sigue sus análisis en su sitio oficial (teoriasoberanista.com).